Hoy en día y a nivel europeo, una estancia en el extranjero durante el ciclo formativo ya no es un valor añadido o diferencial del Curriculum Vitae, sino que se ha convertido en un requisito indispensable a la hora de optar a un puesto de trabajo.
Sin embargo, una experiencia internacional va mucho más allá del ámbito de la mera empleabilidad, ya que resulta clave para el desarrollo personal. Así, varios estudios demuestran que el aumento de la autoestima, la responsabilidad o los diferentes valores interculturales que se pueden adquirir, son sólo algunos de los beneficios que aporta una estancia fuera de casa.
Existen múltiples maneras de poder “internacionalizarse”: las estancias cortas, los cursos de verano, las prácticas internacionales, la participación en intercambios académicos, el programa Erasmus+ o cursar un grado/postgrado completo en el extranjero son ejemplos de ello.
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