Los efectos del Brexit sobre el e-commerce
Por Águeda Gil, Profesora de Economía de la Universidad Francisco de Vitoria
El triunfo del Brexit ha levantado un huracán de dudas acerca del futuro de la economía europea. Las consecuencias de tan severo acontecimiento son difíciles de anticipar hasta que Europa y Reino Unido abran las negociaciones que determinen las condiciones de salida. No obstante, parece claro que la pérdida de un socio de peso marca en Europa un nuevo horizonte político, económico y legislativo. Además, la salida británica se sucede en el peor escenario posible con una Europa debilitada a consecuencia de la recesión económica y la crisis migratoria. Los expertos señalan que la UE se convertirá en un socio comercial menos atractivo y perderá poder de negociación en el escenario internacional. En términos cuantitativos, el Banco Central Europeo estima que el Brexit supondrá una caída del PIB de entre 0,3 y 0,5 puntos en los próximos tres años.
REPERCUSIÓN EN EL E-COMMERCE
Además de su repercusión sobre las grandes cifras de crecimiento económico y empleo, y más allá del torbellino político desatado, existe una dimensión de la economía europea en la que el impacto del Brexit cobra especial interés: el e-commerce o comercio electrónico. Europa constituye uno de los mercados de e-commerce más grandes del mundo, con un volumen de ventas que superó los 400 mil millones de euros en 2015. Este sector es clave en todas las economías europeas, especialmente de la región occidental, y es uno de los pocos que ha logrado escapar de la crisis, llegando incluso a duplicar su volumen. España no es excepción: el sector del comercio electrónico no ha parado de crecer en los peores años de la recesión. En 2015 facturó casi 17 mil millones de euros, una cifra que sitúa a nuestro país en la quinta posición europea.
El comercio electrónico intrarregional es, además, el más voluminoso: los europeos compramos mayoritariamente en Europa y, dentro de la región, Reino Unido ostenta un papel hegemónico: es el país en el que el e-commerce atesora el porcentaje más alto del PIB (un 5,61%), muy por encima de la media europea (2,45%). El país anglosajón es, además, el proveedor online preferido para los europeos –con una cuota de mercado del 30%- y ocupa la segunda posición en cuanto a gasto medio anual por e-consumidor, por detrás de Noruega.
NUEVO MARCO DE RELACIONES
A la vista de las cifras es esperable que el impacto del Brexit también se haga sentir en este sector, aunque su alcance dependerá del nuevo marco de relaciones que se establezca entre Reino Unido y la UE. Si una vez fuera de la Unión, Reino Unido se adhiere al Espacio Económico Europeo (EEE), se mantendría la libre circulación de mercancías de modo que no habría cambio alguno en comparación con la situación actual. Lo mismo ocurriría si Reino Unido queda fuera del EEE pero adopta algún modelo de relación con la UE basado en acuerdos bilaterales entre los que se incluya la libre circulación. En cualquier caso, la salida de Reino Unido obliga a los comerciantes y consumidores online a estar preparados para sobrellevar un periodo, por el momento, de incertidumbre y adaptarse a un escenario previsiblemente distinto si finalmente Reino Unido no pacta con la UE un acuerdo de libre comercio durante los próximos dos años.
A corto plazo, los efectos del Brexit sobre el e-commerce ya se hacen notar. La libra ha sufrido su mayor caída desde 1985 –desde el día 23 de junio la divisa se ha depreciado un 12% frente al euro-. Esta depreciación incrementa la competitividad de las exportaciones británicas y hace del presente un momento estrella para que consumidores extranjeros compren en sitios web de Reino Unido. En efecto, Amazon UK ha recibido un pico de órdenes de compra desde la confirmación del Brexit. Al contrario, las compras en sitios web extranjeros se encarecen para los británicos con lo que se espera una caída en el volumen de órdenes. Esto quizás no repercuta mucho en portales consolidados, no obstante los dueños de pequeños y medianos comercios online que dependan en gran medida del mercado británico tienen ya grandes razones para temer una caída de sus ingresos.
A largo plazo, el nuevo panorama político y económico europeo podría enfrentar otros cambios. En primer lugar, la salida de Reino Unido traería de vuelta los aranceles, impuestos sobre importaciones, lo que se traduce en un encarecimiento de las compra-ventas entre Reino Unido y países comunitarios. Además, el resurgir de las trabas aduaneras entre Reino Unido y la Unión hace anticipar unos períodos de entrega previsiblemente más largos y costosos también en términos administrativos.
En definitiva, el Brexit puede marcar un punto de inflexión en la trayectoria del comercio electrónico europeo. Las transacciones online entre Reino Unido y Europa corren el riesgo de perder parte de su atractivo y la UE se enfrenta a la pérdida de una cuota importantísima de su mercado interior.
¿Alguien saldrá beneficiado? Como suele decirse, toda situación de incertidumbre también abre un marco de oportunidades. En materia de comercio ya se barajan vencedores y todo apunta a que Holanda puede volver a ostentar su histórico liderazgo como centro de redistribución de mercancías en el viejo continente.